Espejismo

Hacia mucho frió, y yo estaba por descubrirme.
Si soy sincera admitiré, que ese día había hecho un esfuerzo por no verme tan mal.
La hora se acercaba y yo sentada escuchando el hueco de un salón poco poblado, 
volteaba a ver el reloj cada que unos de mis pensamientos interrumpían a otros. 
¿Acaso podría pasar algo tan malo e irremediable?
¿Debía? 
¿Podría llegar a arrepentirme?
Y es qué aunque me la pasé la noche buscando alguna pista, algún consejo y 
aunque trate de ubicar los escenarios posibles, 
aún cuando no pude concentrarme para poder siquiera pensar en un plan A y B,
Algo contra toda corriente me hacia sentir confiada en que algo andaba bien. 
A pesar de que acorde con mis consejeros no hablar, un impulso me movía.
Entonces pasaba de un recuerdo a otro, y a otro parecido y a otro errabundo.
Nada estaba de un solo lado, todos me indicaban una cosa,
toda yo me indicaba otra cosa.
Pero me atreví.
Tal vez, nunca pueda presumir de hazañas deportivas o aventuras foráneas, 
pero ahora tengo una historia para mi descendencia, 
la historia del Espejismo de amor.
Yo deje caer de mi boca toda la verdad que creí necesaria.
Libere mis demonios frente a la contraluz de aquel hombre, 
que por instantes se alternaba con un extraño.
Aunque no utilice la palabra Amor, pues ese secreto lo guardare hasta de mí,
No cambio, nada, solo algo sí,
Ah quedado el frió de ese día impregnado en su esencia, 
porque cada que esta cerca tiemblo,



Cuando nada es suficiente, ni necesario.

Parece que me nubla una visión terrible de todas las cosas.
No me es suficiente tener comida, casa, y abrigo. Exigo de la vida más. Quiero etar lista.
Me cuesta comprender en que jugada estoy, y cual debe ser mi siguiente paso.
Eh escuchado ultimamente que mi animo amargo es facilmente detectable. ¿Que esperaban de mi?
Me eh sentido lastimada por todos, sin razón aparente. No lo saben.
Es simplemente el rumbo natural de las cosas que no me permite tolerar un gramo más de humanidad, ni imperfección de el projimo. A nadie le interesa lastimarme, sin embargo lo logran.
Me hiere el cariño natural que se tienen las personas de la misma clase, y que aunque intenten extender hacia a mi, resulta evidente la incomprensión y cautela.
Mis amigos: los conozco, mas no los comprendo, no comparto y no tolero.

Ni siquiera puedo explicar con letras como el mundo me traga, y como le grito.
Ignoro a todos, los evito. No me necesitan y no los necesito, me trago la necesidad de ser querida de una manera inexplicable y desproporcional.

Comun y corriente

Iba caminando f'urica, hasta un tonto podría entender porque.
Yo no lograba entender porque era tan fácil para algunas personas afirmar  hechos que no habían comprobado por ellos mismos. Pero todo apuntaba a que la única manera de descubrir al detractor, era preguntando, o gritando. Y podía haber gritado, quería gritar, pero solo llore. Me estaba volviendo loca, por algo que alguien dijo, que no era cierto y no sabia ademas si todos le habían creído. Pero ya no eran todos, todos eran ya nadie. Nadie me creía, nadie estaba, nadie confiaba.
Yo había pasado a ser para ellos, alguien común y corriente.
De seguro lo merecía. Por alejarme de su aprobación, por no avisarles que estaba siguiendo las reglas.
Es que, en realidad no importaba si las seguía o no, el desapego se valía de que ellos decían que simplemente no sabían donde estaba, ni que hacia, si hacia bien o mal.
Yo siempre me creí independiente. Nunca mis decisiones habían dependido de ellos.
Me ofendía que pensaran que yo quería agradar a sus ojos.
Ahora, lejos pero no escondida, construía mi vida de malas decisiones.
Pero siempre, lo que ellos pensaban de mi, era peor que lo que en realidad yo hacia.
Lastimosamente, el enemigo no desaprovechaba oportunidad para burlarse de mi.
Porque, para los impíos, yo era una estupidez andante, una inocente inmadura. Yo no había decidido, según ellos, me habían obligado en mi ignorancia. Y para los santos, yo, una necia, que dependía de sus horarios y calendarios para ser aprobada. No era posible!, yo?, seguramente estaba muerta. Había sido tragada por el mundo. Seguramente ya tenia un noviecillo por ahí...


En contra

Alguno de mis falsos amigos me llamaría paranoica, si yo le mencionara que todos están en mi contra.

Estoy batallando por encontrar un titulo adecuado.
Encontrar el lazo que une todas mi ideas, es una tijera que las corta y dispersa a todas.
Quiero que explote y unifique mi mente
Encontrar el rumbo
Dar un paso
Escuchar la verdad, saberla

La chica modelo


En mi trabajo seguido me confunden con un chico. Inmediatamente dos segundos después, se disculpan argumentando que por mi estatura pensaron que era un hombre. Hace dos días, en cambio, un hombre treintón, ejercitado, y fresco, me pregunto que si así era, o tenia algún implemento bajo mis pies. Le respondí secamente, que no. Después el me pregunto mi estatura exacta. Y en cuanto le contesté, me pregunto que si no me habían invitado a modelar. Un poco molesta, y trabada, busque una respuesta que no sonara, sarcástica, grosera o con características ofensivas. -No me llama la atención- Sentencie. -Antes practicaba Basket- Remedie. Aquel interesante caballero, abordo mi respuesta contándome que casualmente el también habia practicado este deporte en su faceta universitaria. Poco después tuvo que irse. Y tuve que quedarme.
Ahora que siendo sinceros, me agrada, me agrada. El mundo del glamour, el modelaje,y la moda, me atrapan. De mi mamá herede el buen gusto. Y aun sueño con ese estilo elegante, simétrico, impecable, clasico y vanguardista que siempre eh querido.
Pero aún tengo mis rencores con la vida, por ser asimetrica, y desproporcionada.
Eso es el meollo.
Lo que hubiera querido decirle al tan amable caballero que subio mi autoestima por cinco segundos es;
-Claro que me gustaría ser modelo, pero ¿que crees?, ¡Estoy horrible, según todo!
Y lo unico que tengo de una modelo, es el buen gusto, y el personaje de diva insoportable, con el que a veces amanezco, atardezco, o anochezco.

Mujer de nadie





—¿Ya soy una mujer?


  El cuerpo cambia, crece. Toma formas predestinadas a cumplir funciones, lo busquemos o no.
  No ah habido un solo hombre en mi vida. Pero eso no me hace sentir segura de ser inocente del todo.
  Conozco a las mías. Me molesta mucho pensar en jugar el juego de hombres y mujeres. Es inevitable.
  Probé siendo un amigo para mis hombres. Y luego tan cerca, note la circunferencia de sus ojos cafés.  
  Las formas masculinas son tan caprichosas. Llaman mi atención los hombres reales. 
  Protectores innatos, fieles guardianes, fuertes, decididos y con agallas. 
  Me gusta ver caminar la templanza en ellos, antes de atacar con su fuerza bruta. Y se apropia mi suspiro. 








—¿Ya, ya soy una mujer?

  Si cuando está cerca tiemblo en escalas enanas. 
  Y pienso que no estoy tan segura de no necesitar un hombre en mi vida. 
  Y creo que ya no sueño con el chico tierno, que no ve fútbol. 
  Nunca me gusto el guapo. Y ahora sueño con un valiente, para el que no estoy preparada.




—¿Ya?

  De ninguna manera me conformo con los brazos fuertes, y manos firmes que me tienden por ahora.
  Quiero uno. Uno solo. 
  Saber que somos. 




—Hazme saber


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